Guía para profesionales de la sanidad

Toda acción llevada a cabo por un profesional de la sanidad, por y para los niños, debe basarse en el respeto de sus derechos.

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) define los requisitos necesarios para que los niños tengan derecho a la sanidad.

La CDN ha marcado un cambio en el papel de los profesionales sanitarios pasando de responder solo a las necesidades del niño a un enfoque mucho más centrado en sus derechos, por el cual se les reconoce como individuos con derechos y dichos derechos son tomados en cuenta.

Entender la CDN y los derechos que comporta

Los derechos de los niños son indivisibles y están interrelacionados. Por ello, debería tenerse en cuenta un cierto número de derechos para que así puedan conseguir la mejor calidad en materia de salud. La CDN confirma los diferentes derechos existentes y define las obligaciones de los particulares, los padres, las comunidades y los gobiernos a la hora de cumplir con tales derechos.

Un enfoque basado en los derechos con respecto a los derechos de los niños a la sanidad exige que estos sean escuchados y tenidos en cuenta (artículo 12). Se le presta especial atención a su derecho a la información (artículo 17) y su derecho a la privacidad y al respeto de la confidencialidad (artículo 16).

El derecho de los niños al más alto nivel de atención médica

El artículo 24 y el artículo 6 son dos artículos clave de la CDN que tratan explícitamente el tema de la asistencia sanitaria.

El artículo 6 garantiza el derecho fundamental del niño a la vida. Es uno de los principios rectores de la CDN.

El artículo 24 amplía y desarrolla el derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, enunciado en el artículo 6, en la mayor medida posible.

Todo niño debería tener acceso a “servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud” y al “más alto nivel posible de atención médica”, sin discriminación por razón de color, raza, sexo, lengua, religión, entorno social, discapacidad u otros.

La naturaleza holística de la CDN destaca la conexión evidente entre el conocimiento del derecho de los niños a la sanidad y otros derechos reconocidos en esta Convención.

Por ejemplo, los médicos deberían escuchar la opinión y las preocupaciones del niño (artículo 12) para poder así proporcionarle la mejor atención sanitaria posible (artículo 6), para entender mejor la situación médica del niño, para darle más seguridad en cuanto al tratamiento y para animarle a ser más responsable de su propia salud.

Deberían hacer que el niño sienta que forma parte del proceso y darle la posibilidad de contribuir eficazmente a su propia salud.

Pero para que esto ocurra, el niño debe tener acceso a la información que necesite y que le ayude a entender su situación y el proceso de tratamiento (artículo 17).

En el artículo 24 se exigen específicamente medidas que sirvan para abolir prácticas tradicionales “perjudiciales para la salud de los niños”.

Lee el informe sobre prácticas nocivas basadas en la tradición, la cultura, la religión y la superstición realizado por el Consejo Internacional de ONG sobre la Violencia contra los Niños.

El derecho a ser escuchado

El artículo 12 otorga a los niños el derecho a ser escuchados con respecto a cualquier tema que les afecte, sopesando debidamente sus opiniones.

Esto abarca el derecho del niño a dar su consentimiento para ser tratado, a participar en su propio tratamiento o a poder dar su opinión sobre él.

Debe incluirse en la atención sanitaria y en el diseño de los servicios de salud el respeto por las opiniones del niño.

Involucrar a los niños en el cuidado de su salud les ayudará a liberarse de cualquier tipo de ansiedad relacionada con su enfermedad y el tratamiento asociado. El hecho de saber que no se llevará a cabo ninguna acción sin su conocimiento y consentimiento hará que se sientan más seguros y les animará a cooperar en el tratamiento.

El derecho a la privacidad y el respeto a la confidencialidad

El artículo 16 apoya que el derecho de todo niño a la privacidad y al respeto a la confidencialidad sea protegido por la ley.

La CDN sostiene que “ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada... o su correspondencia”.

En lo que concierne a la atención sanitaria, se incluye el derecho del niño a la confidencialidad a la hora de buscar ayuda médica, de acceder a su historial médico y de controlar quien más puede disponer de él. El derecho a asistencia y asesoramiento confidenciales se puede ampliar al derecho a no dar información médica a nadie, incluyendo padres, que no sea el profesional de sanidad pertinente. Este requisito fue reconocido por el Comité de los Derechos del Niño en su Comentario General 12 sobre el derecho del niño a ser escuchado. Esto se aplica especialmente a los niños que sufren violencia o abusos domésticos y también al acceso a educación y servicios reproductivos.

Los médicos se encuentran a veces con leyes que imponen el consentimiento de los padres pero habitualmente hay margen para el juicio profesional. Además, los profesionales de la sanidad gozan de una buena posición para abogar por reformas legales, ya que cuentan con muchos ejemplos que prueban que la confidencialidad es de especial importancia para los niños. Por ejemplo, es muy posible que los niños eviten buscar ayuda médica si sospechan que pueden necesitar el consentimiento de sus padres o de su tutor.

El asunto de la confidencialidad es diferente al de las decisiones sobre el cuidado del niño. Si un niño no tiene la capacidad para decidir sobre su propia situación, habitualmente se convierte en algo necesario que los profesionales médicos hablen de ello con los padres o los cuidadores. Aunque esto no se antepone al derecho del niño a asistencia y asesoramiento confidenciales.

Acceso a la información

El artículo 17 incluye una obligación general para los gobiernos relacionada con el acceso de los niños a la información o a material procedente de distintas fuentes, especialmente si tiene que ver con promover el bienestar y la salud física y mental.

El artículo 24 (2)(e) exige a los Estados que tomen las medidas adecuadas para garantizar que los niños tengan información sobre su salud y sobre diferentes temas sanitarios específicos.

Los niños deben recibir información apropiada para poder así dar su consentimiento informado con respecto al tratamiento y a la medicación. La prescripción de fármacos es habitualmente un componente importante de la atención sanitaria. Sin embargo, en los últimos diez años, los procesos judiciales e investigaciones han ido proliferando por todo el mundo e incrementando las preocupaciones, no solo sobre probar fármacos en niños, sino también sobre administrarles medicamentos innecesarios o no probados.

Los niños tienen derecho a recibir educación sobre salud sexual y reproductiva. Este tipo de educación es crucial para ayudar a los niños a evitar los riesgos, a que mejoren su salud reproductiva y a que tomen decisiones informadas en lo que respecta a su salud sexual y reproductiva. Es muy importante que los centros sanitarios proporcionen información sobre este tipo de salud.

Esto se aplica de igual forma a los niños del colectivo LGBT. Limitar el acceso a la información en estas áreas puede tener un efecto profundamente negativo en la salud física y mental de los niños. En lo que se refiere a la salud sexual, es importante que los niños pertenecientes al colectivo LGBT entiendan los riesgos que conlleva la actividad sexual y las medidas que se pueden tomar para restringirlos. Los peligros de las infecciones de transmisión sexual y los beneficios relativos de los diversos métodos anticonceptivos son algo importante a tener en cuenta, así como el debate sobre las implicaciones y dimensiones emocionales de las relaciones sexuales.

Protección contra toda forma de violencia y abuso

El artículo 19 exige que el niño sea protegido contra “toda forma de perjuicio o abuso físico o mental” mientras esté bajo cuidado de sus padres u otros.

Los servicios sanitarios tienen que desarrollar códigos de conducta y garantizar que los empleados no abusen o hagan daño a los niños de ninguna forma. Además, los profesionales de la sanidad tienen la obligación de llevar a cabo acciones que protejan a los niños cuando se sospeche que hayan sufrido abusos o daños por parte de sus padres o tutores. El artículo 19 guarda una estrecha relación con el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo garantizado en el artículo 6 y reivindica el derecho de los niños a que se respete su dignidad y su integridad física y personal.

El personal sanitario cumple un papel crucial a la hora de identificar, informar, remitir y tratar casos de violencia y abuso. Una vez más, el derecho a la confidencialidad y la privacidad es clave para proteger a los niños de más abusos y para construir una relación basada en la confianza.

Otros derechos que deberían tomarse en consideración

  • El acceso igualitario para todos los niños (artículo 2).
  • El derecho a servicios diseñados para su provecho e interés superior (artículo 3).
  • El derecho a que no se les niegue la educación (artículo 28).
  • El derecho a jugar (artículo 31).
  • La protección de los niños frente a una detención arbitraria y frente a un trato o castigo cruel e inhumano (artículo 37).

Por ejemplo, los niños que pasan una larga temporada hospitalizados también deberían tener acceso a la educación.

Los centros sanitarios deberían ser accesibles para los niños con alguna discapacidad.

Asimismo, los profesionales de este sector pueden y deben desempeñar un papel crucial a la hora de luchar contra las prácticas nocivas basadas en la tradición. Deberían proporcionar tanto a padres como a niños la información necesaria relacionada con los perjuicios que ciertas prácticas pueden causar y deberían llevar a cabo también todas las medidas posibles para asegurarse de que no se realizan.

El conflicto entre los derechos de los padres y los derechos de los niños

A veces se dejan a un lado los derechos de los niños para “salvaguardar” los de los padres.

“En la realidad, el conflicto se da habitualmente entre los distintos derechos del niño. Por ejemplo, cuando un niño se niega a recibir el tratamiento necesario que su padre o tutor desea que reciba, el conflicto real no se da entre el padre y el hijo, sino que tiene relación con el derecho de este último al respeto de su integridad física, a que se tomen en serio sus opiniones y a la mejor atención sanitaria posible” (A Course for Health Professionals, Children's Rights and Child Health [Curso para profesionales sanitarios: los derechos de los niños y la salud infantil]).

Los derechos y las responsabilidades de los padres no pueden ejercerse contraviniendo los derechos de los niños, ya que existen en primera instancia para proteger y promover los derechos de estos últimos.

Es importante el diálogo entre los padres/tutores y los niños y el mejor enfoque para resolver cualquier cuestión debe basarse en promover los derechos de estos últimos (artículo 12: el derecho a que los escuchen y los tomen en serio).

Centros sanitarios respetuosos con los niños

Es importante que los profesionales se pregunten si los servicios sanitarios son respetuosos con los niños.

Por ejemplo, los niños pueden encontrarse con que deben esperar muchas horas para ver al médico.

Se pueden considerar muchos aspectos:

  • ¿Es segura la sala de espera?
  • ¿Hay juguetes y revistas adecuadas a la edad?
  • ¿Es una zona cómoda?

Otros temas que se deben tener en cuenta:

  • La lengua usada para la información, ¿es la misma que habla la comunidad principal? ¿Qué ocurre con las lenguas habladas por otros grupos?
  • ¿Cuánta información se le da, en general, a los niños sobre:
    • la persona responsable del tratamiento;
    • el tratamiento en sí
    • y la posibilidad de expresar cualquier preocupación?

Los niños deberían sentirse cómodos a la hora de expresar sus preocupaciones en los centros sanitarios. Debería proporcionárseles un ambiente libre de violencia, donde puedan compartir con el personal cualquier experiencia de violencia y/o abuso que hayan sufrido.

La defensa de los derechos de los niños

Los profesionales de la sanidad llevan sobre sus hombros la gran responsabilidad de conseguir el derecho de los niños a la mejor atención médica posible.

Además de esta responsabilidad de proporcionarles la atención médica que necesitan, también pueden intentar averiguar las causas de la enfermedad del niño, incluso aunque no sean médicas.

Por ejemplo, se deberían tomar medidas cuando la situación del niño sea causada por violencia por parte de los padres, tutores o profesores. Estas medidas dependen de su situación, de los servicios disponibles en cada país y de la opinión del niño; las decisiones deberían tomarse considerando caso por caso. Para ello, es muy importante respetar el derecho del niño a la confidencialidad (artículo 16), el derecho a ser escuchado (artículo 12) y el derecho a acceder a la información (artículo 17).

Las políticas y leyes discriminatorias y las prácticas nocivas basadas en la tradición, entre otras, pueden representar un obstáculo para el derecho de los niños a la mejor atención médica posible.

Los profesionales de la sanidad pueden representar un papel muy importante como defensores de los derechos de los niños.

Pueden colaborar estrechamente con los abogados que trabajan por los derechos de los niños para así identificar las políticas y leyes perjudiciales y promover el cambio.

También pueden abogar por un cambio en las prácticas nocivas y/o discriminatorias. Cuando hablamos de prácticas nocivas basadas en la tradición, fundamentadas a su vez en creencias religiosas, los médicos y otros miembros del personal sanitario se encuentran en una buena situación para convencer a los líderes religiosos influyentes.

También se sitúan en una buena posición para resaltar el fallo del gobierno a la hora de cumplir con sus obligaciones de garantizar que todos los niños tengan acceso a la mejor atención médica existente. Además, pueden reunir pruebas relacionadas con los niños y su experiencia con el sistema sanitario.

¿Qué deberían hacer las ONG?

Las ONG desempeñan un papel crucial en la defensa de una mejor atención sanitaria para los niños.

Es su deber fomentar la concienciación del personal sanitario con respecto a los derechos de los niños y familiarizarles con el Comité de los Derechos del Niño y su papel en la realización de los derechos de los niños.

Las ONG deben sobre todo asegurarse de que todos los derechos de los niños se respetan en las clínicas y hospitales. Deberían recordar a los profesionales de la sanidad que los niños son individuos con derechos y no solo meros befeneficiarios de las ayudas.

Al igual que en todos los asuntos sobre los derechos de los niños, los distintos sectores involucrados deberían trabajar conjuntamente. Las ONG poseen los conocimientos que los profesionales sanitarios necesitan en materia de derechos de los niños y los profesionales a su vez están en contacto directo con este colectivo diariamente. Ambos deben trabajar juntos para llegar a comprender por completo las necesidades de los niños y la forma en que se puede mejorar el sistema.

Asimismo, las ONG, en colaboración con el personal sanitario, deberían colaborar estrechamente con las autoridades para desarrollar mejores políticas y leyes que respeten todos los derechos de los niños y que les proporcionen un sistema sanitario seguro, solidario e inclusivo.

Referencias:

CRED-PRO, Child Rights Curriculum for Health Professionals (Programa de Derechos del Niño para Profesionales de la sanidad).

Guías útiles:

Manual de Formación sobre Derechos Humanos para Profesionales Sanitarios desarrollado por la Federación Internacional de Organizaciones de Derechos Humanos y Salud (IFHHRO).

Health and Human Rights Resource Guide, How is children's health a human rights issue? (Guía de recursos sobre salud y derechos humanos: ¿de qué forma la salud de los niños es una cuestión de derechos humanos?