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Summary: Extracto del discurso pronunciado en la presentación del Estudio ante la Asamblea General de la ONU el 11 de octubre de 2006. Traducción: UNICEF Argentina
Nadie necesita ser convencido de que niños y niñas deben ser protegidos contra todas las formas de violencia. Sin embargo, no es secreto que en todos los países ellos temen y experimentan la violencia. En muchos casos, esta violencia es ejercida por aquellos responsables de su protección y bienestar. Las estimaciones contenidas en mi informe indican la magnitud y naturaleza profunda de este problema inquietante. Pero esos números difícilmente describan la situación real. Gran parte de la violencia contra niños y niñas tanto en la familia, las escuelas, las entidades asistenciales y judiciales, el lugar de trabajo y la comunidad, está implícitamente condenada socialmente o legalmente sancionada, y permanece escondida y sin registrar. Muchos niños y niñas tienen miedo o desconocen los mecanismos para denunciar incidentes de violencia contra ellos. Las familias tienen el mayor potencial para proteger a niños y niñas y brindarles seguridad física y emocional. Pero los Estados deben apoyar a las familias para que éstas puedan cumplir con su rol. El desafío más grande es eliminar la violencia contra niños y niñas en el ámbito privado. Porque los derechos de niños y niñas a la vida, la dignidad y la integridad física no se terminan en la puerta de su casa o de su escuela. Los esfuerzos por eliminar la violencia contra niños y niñas suelen ser focalizados en los síntomas y consecuencias antes que en sus causas. Las estrategias tienden a ser fragmentadas antes que integrales, y suelen contar con recursos insuficientes para resolver el problema. Hago un llamamiento al fortalecimiento del compromiso y la acción a nivel nacional y local. Pido a los Estados que prohíban todas las formas de violencia contra niños y niñas en todos los ámbitos, incluyendo todo tipo de castigo corporal, prácticas tradicionales perjudiciales, la violencia sexual, la tortura y otras formas de trato o castigo inhumanos o degradantes. La prevención debe ser una prioridad con recursos adecuados destinados a disminuir los casos y factores de riesgo. Para asegurar una rápida respuesta contra la violencia, recomiendo sistemas y servicios accesibles y sensibles a las necesidades infantiles. Pido el desarrollo de mecanismos para que quienes cometen actos de violencia respondan por sus acciones y que se ponga un fin a la impunidad de los responsables. Los Estados deberían desarrollar e implementar sistemas nacionales de recopilación de datos para evaluar las dimensiones de este problema oculto y registrar los progresos de las estrategias para terminar con la violencia. Si ha habido un factor que ha contribuido con nuestro fracaso en proteger a niños y niñas contra la violencia a través de la historia, es nuestra incapacidad de escucharlos. Prevenir y responder a la violencia no implica adoptar medidas represivas retóricas y unilaterales. Esto requiere poner fin a la relación de autoritarismo entre adultos y niños, cambiando las formas de pensar de las sociedades y las condiciones económicas y sociales subyacentes asociadas con la violencia. Las recomendaciones de este estudio deben convertirse en una herramienta para la acción a nivel nacional y global. Deberían marcar el comienzo de un fuerte movimiento global para detener todo tipo de violencia contra todos los niños. Niños y niñas están cansados de ser llamados nuestro futuro. Niños y niñas están cansados de las palabras sin acción. Ellos quieren disfrutar una infancia segura hoy.