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Summary: El juez especializado Fernando Veiga sostiene que las agresiones se “naturalizan” entre menores.
[14 de noviembre de 2011] - Un estudio realizado por el Ministerio de Desarrollo social (Mides) indica que el 84 por ciento de los niños sufre de maltratos infringidos por personas dentro de su núcleo familiar. El informe, titulado “Prevalencia del maltrato intrafamiliar contra niños, niñas y adolescentes”, destaca que un 74,4 por ciento de la población infantil encuestada padece de violencia psicológica, un 53,7 por ciento de violencia física moderada y un 13,6 por ciento de violencia severa. “Ser castigado cuando niño parece ser necesario para convertirse en una persona de bien”, ironizó Víctor Giorgi, coordinador del área de Promoción y Protección de los Derechos del niño por el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes de la OEA. Datos proporcionados a El Observador por operadores judiciales en un artículo publicado el pasado 31 de octubre, indican que hasta hace un año y medio, de los casos tramitados por las sedes especializadas en violencia doméstica, el 75 por ciento correspondían a casos entre adultos y 25 por ciento a violencia, maltrato y abuso hacia niños. Hoy las denuncias contra menores están a la par de las otras. El juez de Familia Especializado de 4º turno, Fernando Veiga, explicó a El Observador que en la violencia contra los menores “es más común las tentativas, intentos o aproximaciones, que los abusos en sí mismos”. El magistrado aclaró que “no hay diferencias entre varones y niñas”, en cuanto al sujeto abusado, como sí se da a nivel de adultos, donde las denuncias de mujeres violentadas superan a las de los hombres. Por otra parte, Giorgi señaló que el niño que sufre violencia de sus mayores es capaz de reproducirla y convertirla en violencia de pares, conocida como bullying. “Falta ver que el circuito comienza en el hogar” y en el padecimiento propio de los niños, que los lleva luego a violar normas, violentar a compañeros o cometer actos de vandalismo. En la misma línea, el juez Veiga apuntó: “Es muy difícil erradicar la violencia para quien lo tiene como algo instalado. Hay situaciones muy patológicas a nivel de los adultos. La violencia está muy generalizada, no solo a nivel de las casas sino de la calle, la escuela y el liceo”. El magistrado señaló que “los niños que padecen violencia en la familia tienen conductas repetitivas en la escuela, muchas veces como forma de desahogarse de la represión que tienen en la casa. Ahí es donde surgen los problemas de violencia entre barras, a la salida de escuelas, liceos, bailes, porque son conductas que van aprendiendo; van naturalizando cosas que no son naturales”. Existe un modelo de resolución de conflictos basado en la violencia que se transmite de manera generacional. Para Giorgi, las noticias que más se transmiten sobre violencia vinculada a menores se refieren a los ataques de los adolescentes hacia la sociedad, y no se lo considera como proveniente de un contexto determinado que lo condiciona. El psicólogo Sergio Pereira, integrante del Comité Nacional para la Erradiación de la Explotación Sexual de la Niñez de INAU, dijo que la principal características del maltrato infantil, es la naturalización del dilema, junto con la culpabilización y responsabilización de las víctimas. “Porque siempre pasó y porque las muchachas, como usan polleritas cortas y provocan a los vecinos…”, dijo. El juez Veiga afirmó que los sectores sociales más sumergidos denuncian más ante la Justicia situaciones de violencia doméstica -tanto entre adultos como de estos hacia menores-. Afirmó que se vislumbra más en los sectores de ingresos medios y altos, en donde pueden llegar a generarse denuncias judiciales debido a la intervención estatal. El juez Veiga explicó que los niños pequeños hasta los seis años no cuentan si viven situaciones de violencia, generalmente es un adulto (padre, familiar, vecino, maestra) quien denuncia. A partir de los seis años el menor puede llegar a contarle a un adulto si es violentado. De todos modos, el magistrado hizo hincapié en que incluso los adolescentes de entre 12 y 18 años “no denuncian porque el miedo los paraliza”. Giorgi afirmó que “el niño o la niña maltratada tiende a callarse por miedo. Pero además hay una construcción social del silencio porque no hay orejas. La palabra del niño se pone en duda, se toma en cuenta muy parcialmente”, dijo. Además cuestionó el tratamiento que se le da al niño vulnerado cuando es mantenido en una comisaría junto con la persona que lo victimiza y algún otro pariente cómplice. En opinión del experto, uno de los objetivos primordiales es mejorar los procesos de denuncia, de manera tal que logren brindarle más seguridad y garantías al niño, pero además se apunta a una formación y protocolos claros para todos los operadores cercanos a los infantes, para que así los maestros y policías, por ejemplo, sepan cómo actuar en casos de maltrato infantil. Información adicional:
Al participar del Congreso sobre “Maltrato y Abuso Sexual Infantil”, el ex director del INAU afirmó que la violencia hacia los niños es algo cotidiano y normal.
Pereira sostuvo que el año pasado hubo más denuncias de explotación sexual infantil (20) que en los cuatro años anteriores sumados. En cambio, en los sectores sociales más altos, se da una “privatización” del maltrato, según explicó Giorgi en la conferencia.
pdf: http://www.elobservador.com.uy/noticia/213103/uno-de-cada-10-ninos-urugu...