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Honduras desde hace algún tiempo se encuentra inmersa en una situación de violencia que alcanza sus máximos niveles a través de diversas expresiones entre las cuales podemos citar: la Trata de personas particularmente de niños /as y mujeres con fines de explotación sexual comercial, el maltrato o abuso infantil en sus diversas modalidades incluso en aquellos ambientes donde se les debe brindar protección como es la familia , el tráfico ilegal y la migración de cientos de niños /as y jóvenes que salen del territorio nacional de manera casi forzada en busca de la reunificación con sus familias o de mejores oportunidades de vida , las ejecuciones o muertes violentas que ocurren a diario en los diferentes regiones del país y que llenan de luto y dolor a sus familias. Todas estas situaciones de violencia, están dadas también en el contexto de una violencia estructural producto de un modelo económico, político y social que amplía la pobreza, acrecienta el sufrimiento y la desigualdad de los sectores mas excluidos y desamparados de la sociedad, lo cual también pone en estado de alta vulnerabilidad y precariedad a nuestros niños /as y jóvenes ante todas las formas de violencia antes mencionadas y otras que escaparon a nuestra memoria al momento de expresar nuestros pensamientos. Aunado a este sombrío panorama, también ahora se cierne sobre la familia hondureña la violencia política que es un tipo de violencia colectiva en la cual se persigue la imposición de una agenda política basados en la confrontación y la agresión de diferentes grupos de la sociedad.- Esta violencia política ha instaurado un clima emocional de miedo, ansiedad e inseguridad.-El trauma psicosocial que ha producido se expresa en la cristalización de individuos o colectivos de personas con relaciones sociales basados en la violencia, la polarización social y las creencias estereotipadas, en estas circunstancias en las personas afectadas son frecuentes la desesperanza , la desconexión cognitiva e incluso algunas personas se refugian para evadir la situación en el consumo de sustancias psicoestimulantes.- Los niños /as y jóvenes se están siendo atrapados por un discurso y una práctica social que legitima la violencia. Las ejecuciones o muertes violentas de niños /as y jóvenes que desde Casa Alianza hemos venido denunciando y evidenciando desde casi una década, son una de las expresiones máximas de la violencia que arremete contra la integridad física, psicológica y moral de la niñez y la juventud de Honduras, el derecho a la vida es inviolable (artículo 65 de la Constitución de la República de Honduras), sin embargo en nuestro país día a día, son muchos los niños /as y jóvenes que están siendo asesinados, muchas de estas muertes con características propias de ejecuciones. Honduras ya fue sentenciada y condenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por permitir las ejecuciones de personas menores de edad por parte de agentes de seguridad del Estado (caso Servellón - García conocido en la comunidad nacional e internacional como el caso de Cuatro Puntos Cardinales), pero pareciera que esta sentencia no ha logrado su fin primordial que es poner a disposición de los tribunales de justicia a los autores intelectuales y materiales de los asesinatos y que el Estado de Honduras y en particular sus autoridades realicen las acciones necesarias para que estos delitos en contra de la vida no se vuelvan a suceder. Las Ejecuciones y/o muertes violentas de niños y niñas están a la orden del día, aún en la actual crisis política, hemos registrado casos de asesinatos con características de ejecuciones que han ocurrido a pesar del toque de queda establecido mediante el cual no se permite que personas puedan movilizarse libremente y reunirse en altas horas de la noche y sin embargo a pesar de la fuerte y numerosa presencia militar y policial en las calles de barrios y colonias de las principales ciudades del país se siguen cometiendo tan desdeñables hechos sangrientos en un manto de impunidad que da escalofríos. Honduras se define como un Estado de Derecho, al menos es lo que alcanzamos a percibir en nuestras leyes, sin ser doctos en las mismas, pero expresar que se vive en un sistema democrático o en Estado de Derecho cuando a diario mueren en forma homicida niños, niñas y jóvenes resulta ser contradictorio, la niñez y la juventud son los sectores poblacionales claves para generar una mejor ciudadanía, sin embargo están siendo víctimas de esta forma de violencia (las ejecuciones). Información adicional