Laos: Grupos indigentes de etnia hmong viven en la selva huyendo del ejército

[23 de marzo de 2007] - Según indica un nuevo informe de Amnistía Internacional, miles de hombres, mujeres, niños y niñas de la minoría étnica hmong viven en la selva montañosa de Laos huyendo constantemente de las fuerzas armadas. El ejército laosiano sigue organizando ataques violentos contra ellos, a pesar de que la capacidad militar de los habitantes de la selva es prácticamente nula, pues han transcurrido varios decenios desde que miembros de la etnia hmong formaron parte del "Ejército Secreto" financiado por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) que luchó en territorio laosiano durante la guerra de Vietnam.

Los grupos evacuan sus asentamientos con frecuencia para eludir a las fuerzas armadas laosianas, que los han atacado con fusiles AK-47 y granadas, tanto dentro de los asentamientos como fuera de ellos, cuando los habitantes salen a buscar comida. Numerosos miembros de la etnia hmong, entre ellos menores, tienen cicatrices y heridas de balas y metralla.

Estas comunidades pasan entre 12 y 18 horas al día buscando raíces y cáscaras, en un intento de luchar contra la inanición. Los niños y niñas tienen la barriga hinchada y el cabello descolorido, signos propios de la desnutrición. Carecen de acceso a servicios médicos, por lo que están expuestos a enfermedades e infecciones de las heridas no tratadas.

"Los grupos hmong que viven en la selva son indigentes. Las autoridades de Laos tienen la responsabilidad de protegerlos, sobre todo porque entre ellos hay niños y niñas. Sin embargo, debido a los ataques habituales de que son objeto, la vida de estas personas está constantemente amenazada, –afirmó Natalie Hill, directora adjunta del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional–. Las autoridades laosianas deben poner fin a todos los ataques contra las personas hmong que viven en la selva y permitir el acceso de las organizaciones internacionales que puedan proporcionar ayuda humanitaria y vigilar que no se cometen abusos contra los derechos humanos."

A pesar de los numerosos informes de homicidios y ataques perpetrados por las fuerzas de seguridad laosianas, Amnistía Internacional sólo tiene constancia de dos casos que hayan sido "investigados" por las autoridades y, en ambos, éstas concluyeron que la información relativa a los ataques era falsa, por lo que negaron de forma generalizada dichos ataques. En uno de los incidentes, ocurrido en abril de 2006, murieron de forma violenta 26 personas, entre ellas 17 menores, que habían salido a buscar comida. Los supervivientes refirieron que unos 15 ó 20 soldados del Ejército Popular de Laos les habían tendido una emboscada con granadas propulsadas por cohetes.

Una joven de nombre "Pakou" describió cómo su familia fue capturada en la selva cuando ella tenía 18 años. A ella la llevaron a un puesto de policía, donde permaneció encerrada en una sala con otras dos mujeres hmong durante un año. La policía las violó en grupo repetidas veces, y también se las obligó a realizar tareas domésticas. Transcurrido un año, "Pakou" logró escapar, traumatizada, y cruzar la frontera hacia Tailandia.

Otras muchas personas que huyen a Tailandia son expulsadas ilegalmente por las autoridades tailandesas antes de que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) evalúe su situación. Incluso las personas a las que se les ha reconocido la condición de refugiadas corren el riesgo de ser devueltas a la violencia y los abusos que habían dejado atrás en Laos. Actualmente, unos 350 hombres, mujeres y menores laosianos de etnia hmong permanecen detenidos bajo custodia de las autoridades tailandesas y corren un riesgo inminente de devolución.

Las autoridades de Laos se niegan a permitir que las organizaciones de derechos humanos accedan sin restricciones a las zonas de conflicto, y la información sobre la suerte de las personas hmong que son expulsadas desde Tailandia o que deciden salir de la selva para tratar de integrarse en la sociedad laosiana es limitada.

En diciembre de 2006, 420 personas salieron de la selva en la provincia nororiental de Xieng Khouang, al parecer, con la intención de integrarse en la sociedad. Dos meses antes, unas 370 personas habían abandonado también la selva en las proximidades de la ciudad turística de Vang Vieng. Desde entonces, no se ha tenido noticia alguna de ninguno de los dos grupos y Amnistía Internacional teme por su seguridad.

"Las autoridades de Laos deben ayudar a todas las personas hmong que deseen salir de la selva para integrarse en la sociedad y también deben permitir que los organismos de la ONU vigilen este proceso", afirmó Natalie Hill.

Más información

pdf: http://web.amnesty.org/library/Index/ESLASA260042007

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