GUATEMALA: Muertes por desnutrición se pierden en las estadísticas

9 de abril de 2016 - De acuerdo con los registros oficiales, Mykol David Morales Narvaes, de 11 meses, falleció el pasado 29 de marzo por un paro cardiaco. Su delicado corazón no pudo continuar funcionando y se detuvo, mientras que el corazón de su madre, que lo sostenía en sus brazos en plena vía pública, se agitaba cada vez más mientras lloraba sin consuelo.
 
La muerte de Mykol, que cobró notoriedad en la opinión pública, no tuvo sus orígenes en problemas cardiacos, como ocurre en algunos casos infantiles, sino que estaba directamente relacionada con su condición de desnutrición, que provocó que sus signos vitales se debilitaran hasta que su corazón dejó de latir.
 
El fallecimiento del bebé se sumó a las estadísticas de muertes infantiles, en las que se toman en cuenta las afecciones más notorias, y en muchas ocasiones se deja de lado la situación alimentaria y nutricional de las víctimas, que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de un menor con un problema de salud.
 
De las 6 mil 054 muertes de menores, de edades comprendidas entre los cero y cinco años, registradas en 2015 por el Ministerio de Salud, se contemplaron 2 mil 076 casos de afecciones respiratorias, 262 gastrointestinales, 176 por problemas cardíacos, 154 por asfixia, 65 por trauma y solo 78 por bajo peso, mientras que el resto se distribuyen en otras causas variadas.
 
¿Acaso el sistema estadístico está arrojando datos que esconden el problema de la desnutrición? El analista en salud del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), Adrián Chávez, opina que la desnutrición es un estado que compromete a todo el organismo de un menor, y por eso debe ser un factor a considerar en los análisis que se realicen sobre salud infantil.
 
A criterio de analista es impensable que un especialista de la salud no considere la situación nutricional de un paciente, cuando esa condición resulta determinante para el sistema inmunológico, y por ende, que determine si vivirá o no para hacer frente a una enfermedad, por más ligera que esta pueda parecer.
 
“Ante la falta de defensas, es más agresiva cualquier afección y tan agresiva que puede llegar a ser mortal”, apuntó el analista, que agregó que una nutrición inadecuada contribuye en que se origine una neumonía o infección y esa situación explicaría la cantidad de muertes originada por ese diagnóstico.
 

EL CASO DE MYKOL

 
A finales de marzo pasado, la madre de Mykol, Leida Morales buscó asistencia para su hijo en un centro de salud, pero fue remitida al Hospital General San Juan de Dios, y ahí, a la vista de todos, el menor sucumbió ante la enfermedad.
 
Según Bomberos Municipales que atendieron la emergencia, la causa de muerte habría sido por “un paro”, causado por el grado de deshidratación que presentaba el menor cuando esperaba a recibir atención.
 
Detrás de esta trágica situación hay una historia de pobreza, que se puede comparar con la de miles de familias guatemaltecas que viven lejos de la posibilidad de garantizar una alimentación adecuada.
 
Para sostener a sus hijos, la madre de Mykol junto a la abuela lavan ropa ajena y se dedican a la elaboración de “guaipe”, un material útil para lavar carros; las condiciones en que viven son precarias, ya que únicamente subsisten con un estimado de Q1 mil 700 al mes para alimentación y alquiler de su vivienda.
 
Esto contrasta con el precio de la canasta básica, que ronda los Q3 mil 671.71, según el último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE), a febrero de este año.
 
Carlota Muñoz, relató que su nieto Mykol, era un niño alegre, aunque ya se sentaba, presentaba algunas dificultades y se esforzaba para alcanzar sus juguetes, se alimentaba con sopas, cuando las había e ingería menudos de pollo. “Le dábamos sopita, huevos, caldito de frijoles, cuando había –dinero- se le hacían menudos de pollo, cuando se podía”, afirmó Muñoz, abuela del niño.
 
En ese contexto vivía el bebé que murió en la vía pública, tanto su madre como su abuela no contaban con estudios superiores, la madre de Mykol apenas terminó sexto primaria, Muñoz admitió que la falta de educación académica no les permite tener mejores oportunidades de vida.
 
Culpar a la madre del menor es un error expresó Chávez, porque cumplió con las consultas y fue en un principio que le detectaron bajo peso “a pesar de eso el sistema no fue capaz de sacarlo de su estado de desnutrición”.
 

FALTA DE ENTENDIMIENTO POLÍTICO

 
Tras la muerte del Mykol, el vicepresidente Jafeth Cabrera expresó que en el país “la gente es negligente”, al tiempo que calificó el caso como “aislado” y descartó fuera consecuencia de un problema de falta de políticas públicas.
 
En contraste, el experto en políticas públicas Ronalth Ochaeta opinó que el gobierno está atravesando una serie de falencias en el sistema de salud, que no son precisamente responsabilidad de los actuales gobernantes, pero que sí requieren su intervención.
 
“Sabemos que el propio Gobierno, las autoridades, por su forma de entender el poder político son a veces miopes en la toma de decisiones ante las situaciones críticas”, comentó.
 
Ochaeta indicó que no es posible que el vicepresidente “se dé el lujo de dar esas declaraciones”, pues más parecen opiniones de falta de entendimiento del poder político, y lo que deberían hacer es aceptar el problema y trabajar en la solución.
 
“El gobierno debe de dar un giro y afrontar los retos de la política social, que se debe posicionar como un tema clave de desarrollo; deben empezar a pensar en una reforma estructural de las áreas de salud y educación para resolver problemas inmediatos, y trazar algunas políticas que sean medidas contingentes”, aseguró.
 
Para el experto, las autoridades parecen no tener clara la problemática que existe, pues “las declaraciones son lamentables”, al culpabilizar a los ciudadanos de un problema que continuará cobrando más vidas.

 

PROGRAMAS NO HAN LLEGADO A QUIEN LOS NECESITA

 
El defensor de la Juventud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), Abner Paredes dijo que en la niñez y adolescencia es cuando se presentan complicaciones en la nutrición. “En el caso de las jovencitas, se centrarán una etapa en donde están ya en su edad reproductiva; si ellas resultan embarazadas y no tienen nutrientes, eso va a afectar a sus hijos e hijas durante el embarazo”, comentó.
 
Las consecuencias de una malnutrición en jóvenes, según el entrevistado, pueden derivar en fatiga, y otras enfermedades relacionadas que afectan su desarrollo, pero de forma sostenida afectan el sistema inmunológico y así es como llega a cobrar vidas.
 
“Lamentablemente esa falta de alimentos o vitaminas se trata de sustituir con otros alimentos como el café o algunas otras bebidas energizantes o hidratantes que no siempre vienen a completar el tema alimentación”, aseveró.
 
Gloria Castro, de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de la PDH, indicó que la desnutrición afecta de una manera “invisible”, y que representa una grave violación a los derechos del Estado; un 59 por ciento de menores que pertenecen a las edades comprendidas entre cero y cinco años tienen desnutrición infantil.
 
“Eso es algo que tiene que ver con el problema de la pobreza de la extrema pobreza o sea la falta de políticas públicas de atención a las familias; en el país es realmente lamentable, y lo podemos ver en el poco avance y casi nulo avance que tuvieron las instituciones ante cuatro casos, en donde el estado violenta el derecho a la alimentación”, añadió.
 
Castro refirió que políticas como Hambre Cero o la Ventana de los Mil Días, no han logrado llegar a la población que en verdad lo necesita, y que en muchas ocasiones es porque los programas se politizan que no aportan al asunto de niñez y adolescencia.
 
La desnutrición tiene prevalencia en los departamentos de Quetzaltenango, Guatemala, Alta Verapaz, Chiquimula, Santa Rosa, Suchitepéquez, lo que no descarta que en otros lugares existan más casos de desnutrición.
 
El caso del pequeño Mykol, para la entrevistada, resulta ser emblemático, porque puede suceder en hospitales, centros de salud, que muchas veces no se conocen por no ser denunciadas por lo que es necesario que se implementen medidas para este tipo de casos no se repitan.
 
“A veces es muy fácil culpabilizar o castigar a una persona, pero tenemos que ver que a mayor educación también hay mayores niveles de formas de protegerse, un nivel diferente de adquisición económica que permite a los padres brindar a sus hijos una alimentación adecuada”, destacó.
 
Es necesaria una revisión del sistema dijo, porque existen enfermedades que pueden resurgir, por lo que educación y salud deben trabajar en ejes informativos, “lo que da más tristeza es la invisibilidad que el Estado ha tenido en el problema de niñez y adolescencia”.

 

LA NIÑEZ DESPROTEGIDA

 
A criterio de Leonel Dubón del Refugio de la Niñez, el reciente caso refleja la desprotección que hay en general hacia la niñez y adolescencia, de lo que todos los sistemas tendrían una responsabilidad.
 
“Termina siendo un número más en las estadísticas alarmantes que está teniendo el país no solo en muertes por desnutrición, por desatención o por negligencia sino también por la violencia que está afectando a la niñez guatemalteca”, añadió.
 
Mientras el nutricionista Roberto Cabrera de Save the Children, explicó que existen tres tipos de desnutrición, que va desde la moderada a la severa, que se podrían presentar con hinchazón o delgadez.
 
“Niños menores de un año, entre los seis meses necesitan la lactancia materna más la atención complementaria y aquí uno sabe que si la madre está al cuidado del bebé uno ya sabe que no se va a desnutrir, a menos que haya una condición de vómitos o diarrea”, afirmó.
 
Hay un evidente fallo en la política pública porque no se cuentan con los insumos adecuados, que no siguen los protocolos determinados que sus componentes, nivel secundario y primario no son óptimos, y que en casos de gravedad exista una atención integral.
 

MÁS DE 700 MUERTES POR DESNUTRICIÓN EN CUATRO AÑOS

 
El informe de mortalidad por desnutrición aguda en niños y niñas menores de 5 años correspondiente de 2012 a 2016 de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), detalla que en 2012, un estimado de 210 niños menores de cinco años murieron con diagnóstico de desnutrición aguda; durante 2013 se contabilizaron 219 casos, para 2014 hubo 175, y finalmente en 2015 se registraron 183.
 
El reporte refleja que hasta el año pasado los departamentos en donde más muertes se registraron por desnutrición aguda fueron Alta Verapaz, San Marcos, Huehuetenango, Escuintla, Quiché.
 
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de 2014 (ENCOVI), contabilizó 9 millones 373 mil guatemaltecos que se encuentran en situación de pobreza, que es equivalente al 59.3 por ciento de la población, en 2006 la pobreza alcanzaba al 51 por ciento del país, o un total de 6 millones 625 individuos.
 
El estudio expone que siete de cada diez menores de 18 años (68.2 por ciento) habitan en hogares pobres. Un 70.2 por ciento de los menores de 10 años vive en pobreza, mientras que un 65.9 por ciento de los menores 10 y 17 años son pobres, lo que evidencia la deplorable situación en salud que puede tener un niño en estos hogares.
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Country: 
Author: 
GRECIA ORTIZ
Author org: 
La Hora

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