CHILE: Carta Abierta de las Expertas Latinoamericanas del Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño ante el Terremoto

Expresamos nuestro profundo afecto y solidaridad al pueblo de Chile y a su gobierno; de manera particular, a los niños, niñas y sus familias por la dramática situación que padecen luego del terremoto y tsunamis que golpearon a gran parte de Chile la semana pasada y la serie de fuertes temblores que continúan llenándolos de zozobra.

Compartimos con todos ustedes la imperiosa necesidad de poner a los niños y niñas en el primer lugar de la agenda, tanto en la atención de emergencia como en la reconstrucción. Llamamos a tener especialmente en cuenta las necesidades de los niños y niñas que padecen las secuelas del desastre y que deberán soportar situaciones inciertas y difíciles hasta que sus vidas puedan recobrar cierta normalidad. Los niños y niñas son generalmente los más afectados por los desastres mayores como por los que atraviesa actualmente Chile y, por ello, requieren especial protección. De un momento a otro encuentran sus vidas trastocadas, sus condiciones habituales cambian de manera radical, así como el cuidado familiar y comunitario y los servicios de salud y educación a los que tienen derecho.

Junto con acercar la solidaridad de los 18 miembros del Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño del cual formamos parte, ponemos a disposición de las autoridades, organizaciones sociales y cooperación humanitaria las orientaciones del Comité que esperamos sean de ayuda en la labor humanitaria que emprende Chile.

En primer lugar, el Comité ha señalado que no sólo hay que restaurar lo más pronto posible las condiciones materiales básicas de la vida de los niños, sino también recuerda a las autoridades los beneficios que para recuperar la normalidad tiene el abordar la educación inmediatamente en una situación de emergencia, como parte de las medidas más urgentes y prioritarias. El Comité considera que en situaciones de emergencia la educación mitiga los impactos psicológicos y sociales del desastre al darles un sentido de estabilidad, estructura, comunidad y esperanza para el futuro.

La obligación de asegurar el derecho de los niños a la educación en situaciones de emergencia no recae sólo en el Estado afectado, sino debe también ser atendida por la comunidad educativa, incluyendo los municipios, cuidando que la misma sea parte de los programas de alivio de los programas humanitarios desde el inicio de la emergencia. En este sentido, con todo respeto, recomendamos iniciar las clases escolares lo más pronto posible aunque las condiciones físicas no sean las óptimas, cuidando el retorno del personal educativo a sus actividades y servicios con el apoyo necesario para su propia recuperación por el trauma sufrido y su orientación profesional en estas circunstancias.

En este ámbito, nos parece de extrema urgencia prestar cuidadosa atención a las necesidades y puntos de vista de adolescentes hombres y mujeres, quienes están más expuestos a diversos tipos de explotación y a influencias que los pueden ubicar al margen de la ley, así como de acciones excesivamente represivas por parte de las fuerzas de seguridad y orden.

En segundo lugar, recuerda el Comité que la primera infancia (y su necesidad de protección y desarrollo) es muchas veces dejada de lado en situaciones de emergencia cuando es el sector que más secuelas puede padecer. Por ello, los órganos de coordinación estatal e instancias de cooperación deben considerarla prioritariamente dando preferencia a la recuperación del ambiente familiar. En situaciones de emergencia adquiere especial relevancia el derecho del niño al juego y al esparcimiento por ser una ayuda imprescindible para la recuperación de traumas emocionales. Por ello, la instalación pronta de espacios seguros y amigables para que desarrollen actividades recreativas y sociales, a la vez que facilitará su protección, nutrición y estímulos también reforzará su resiliencia y recuperación emocional.

En tercer lugar, el Comité recuerda que la opinión de los niños, niñas y adolescentes debe ser tenida en cuenta en la preparación, desarrollo y evaluación de todos los programas dirigidos a ellos.

Nos ponemos a la entera disposición de quienes trabajan con los niños y niñas en esta situación de emergencia, de las autoridades responsables de las políticas relacionadas a la infancia en Chile, y de las organizaciones nacionales e internacionales que están en el terreno brindando alivio y ayuda humanitaria.

A los niños y niñas de Chile va nuestro mensaje de consuelo y esperanza, con la certeza de que el tiempo del miedo y de la pérdida pasará porque son muchos quienes consideran que ellos y ellas tienen derecho a estar en el primer lugar de atención. Hoy más que nunca.

Rosa María Ortiz paraguaya, Vice Presidenta

Susana Villarán de la Puente, peruana, miembro

Marta Maurás, chilena, miembro.

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